lunes, 1 de noviembre de 2010

UN RELATO ANONIMO

Cuando perdemos el control del coche a gran velocidad, o estamos al borde de un precipicio en el que cada movimiento es vital para evitar la tragedia, todos los sentidos se agudizan y se centran sobre un misma cosa mientras un pánico interno bloquea cuerpo y mente puede hacer que estos sentidos sean inútiles espectadores de un posible fatal desenlace.
Esa misma sensación tiene el, una y otra vez, cada vez que se encuentra con ella. Le diría algo mas allá de lo trivial, algo relacionado con ellos dos y un sentimiento, pero solo el hecho de pensar que decir, es como si estuviese en la cornisa de un rascacielos, cualquiera que no sea un paso a tras de retirada, cualquiera que no sea esa opción le genera un nudo en el estomago y una parálisis causante de movimientos torpes y una voz temblorosa incapaz de decir algo que no sea una estupidez. Y como en una situación limite, esa falta de valor solo empeora las cosas.
-¿Porque no trato de ser previsor? piensa el, al fin y al cabo es una buena idea estudiar antes del examen. Pero... ¡AY amigo! Siempre se puede repetir curso, y el esta convencido de que con ella no tendrá una segunda oportunidad, sera un doble o nada. Así que para la próxima ocasión ira preparado, mentalizado, decidido.
¡Valla! llegada la próxima ocasión, pero... esta vez es peor, la preparación y la mentalización solo son los disfraces de pasadas sensaciones y que llegado el momento se desprenden y vuelen a dejar al descubierto esos temores que tan vulnerable le hacen sentir.
Derrotado se vuelve a retirar, en su cabeza revolotean incesantes dudas.
-¿porque soy tan cobarde?, ¿me hubiese rechazado?, ¿como es posible que a otros les cueste tan poco?, ¿que siente ella por mi?. Mientras vuelve a casa, sin prestar atención al mundo que le rodea, que siente como si a el no perteneciese y que solo es un espectador.
Lejos de la apariencia exterior de persona serena, con carácter, y fuerte, por dentro se derrumba una y otra vez cada encuentro es un terremoto interno que continua con una desoladora calma. Al menos sigue vivo, ahora toca reconstruir, aunque cada vez cuesta mas, la motivación se va desvaneciendo a sabiendas de que todo se volverá a desmoronar.
Con el tiempo se da por vencido, y se limita a observarla, disimuladamente o al menos eso cree, perdiendose en los ojos de ella, hasta que esos ojos devuelven la mirada acompañada de una muy leve sonrisa. EL vuelve a la realidad acto seguido, devolviendo una sonrisa de paleto mientras desvía su vista hacia el suelo y acto seguido se retira acompañado de una justificada frustración.
Tal vez ella espero algún tiempo un paso al frente de alguien incapaz de hacerlo. Bueno, eso nuestro protagonista nunca lo sabrá, el se ha auto convencido de que el no es el responsable para dar ese paso

En la vida todos tenemos que tomar decisiones relevantes que nos pueden resultar tan complicadas que nos saturan; tanto en el trabajo, en situaciones de riesgo excepcional, familia o el amor.

PD: la ultima vez que escribí un relato tenia 15 años, espero que no haya perdido mucho del nivel de campeón de antaño.

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